ADVIENTO… tiempo de esperanza.


ADVIENTO… tiempo de esperanza.

 

Es impresionante cómo avanzó el año; en un santiamén pasamos doce meses sin sentirlos y de nueva cuenta nos encontramos en los umbrales del año nuevo. Los estragos de las crisis sanitaria y económica hicieron que el comercio en general anunciara oportunidades de compra con mucha antelación, así, apenas terminaron los festejos patrios, aparecieron de pronto los artículos navideños con el asombro natural de quienes no están en ese sector, y el motivo es claro: recuperar las bajas ventas de los meses anteriores. Los primeros del año que termina estuvieron marcados por la aparición de las vacunas, pero la lenta disposición de ellas hizo que se estuviera en estado de alerta para saber dónde y cuándo se aplicarían.

 

Tal fue la ansiedad de protección que nos olvidamos de los aumentos constantes de precios de todos los insumos, pero ahora los bolsillos ya lo resienten y se piensa como podría revertirse la situación. Las elecciones a la mitad del año que se agota,  eran una esperanza para detener la lamentable situación en la que estamos, pero los resultados no auguran un cambio del rumbo que se marca diariamente desde la Presidencia de la República, a través de la llamada conferencia “mañanera”. Ya basta, pero ¿quién lo detiene ahora y más adelante, en tres años?

 

Diferentes periodistas y analistas han desmenuzado muchísimas iniciativas del C. Mandatario y puesto en evidencia la inviabilidad de ellas y las repercusiones a corto mediano y largo plazos, que en este espacio no da para señalar y comentar algunas de ellas, ni las más onerosas, además que salen de la intención de este texto.

 

Desde el punto de vista religioso, se escribía en otras Glosas1: “la época de Adviento en la que estamos es preponderantemente tiempo de esperanza, momento para reflexionar en la forma que se vive y en lo que se puede vivir, confiando en que nuestro entendimiento se abra desde adentro para poder cambiar algo de nuestro ser interior. La inspiración no llega mágicamente, hay que buscarla y, se puede encontrar más fácilmente en un ambiente de silencio pues el bullicio exterior distrae, y mucho.”

 

Por otro lado, dada la cercanía del año nuevo, podemos aplicar el mismo vocablo de adviento, para hacer un alto y reflexionar sobre las expectativas políticas, económicas y sociales, en un mediano plazo, sí para el año 2024. Es claro que el de la pluma disiente de lo que se está haciendo y considera que hay que analizar la manera que se pudiera corregir el rumbo y sanar los descalabros. En párrafos atrás se decía que es inútil y hasta ocioso analizar las repercusiones que ya se tienen.

 

Es urgente hacer un alto para fijar alguna estrategia pues otros ya están trabajando en la continuidad de las políticas actuales. Se necesita el nacimiento de la población civil a la vida política nacional pues los partidos no responden. Si bien es cierto las redes sociales son una valiosísima herramienta para, incluso, hacer política, no basta, no es suficiente el criticar desde ellas. Pero falta el encontrar al líder que pueda ser seguido y respaldado por la ciudadanía. Es necesario que los partidos lleguen a un consenso y me pregunto ¿cómo puede participar la población civil común y corriente? Falta la persona que aglutine a todos, que utilice y resalte las características que nos unen, como nuestro clima, comida, música, paisajes, sitios arqueológicos, ciudades virreinales, museos, playas, mares, y muchísimas más.

 

Es imperativo tener una “lámpara de Diógenes” para encontrar a la persona honesta y trabajadora, que encabece la lucha por un bienestar real… lo necesitamos ya. Se debe poder y en esta época de Adviento hagamos un esfuerzo para abrigar una esperanza.

 

Feliz Navidad y Año Nuevo, lleno de salud, pesetas y amor.

 

 

 

23 de diciembre de 2021