PARTICIPACIÓN… reprobados


PARTICIPACIÓN… reprobados.

 

“Después de la tempestad viene la calma”, dice la conseja popular y vaya que se necesita, pues llegamos al día de las elecciones más importantes en décadas,  hartos de propaganda hueca y plagada de descalificaciones, algunas respetuosas y otras vulgares, salvo honrosísimas excepciones como es el caso del Gobernador electo del estado de Querétaro, Mauricio Kuri, y otros, muy pocos.

 

Como es costumbre, después del cierre de las casillas electorales, una buena parte de los contendientes se declaró victorioso sin el menor pudor político, (¿existe?), para dejar a la autoridad responsable de la elección, el Instituto Nacional Electoral, INE, diese su veredicto, aunque éste fuera preliminar, pero fundamentado. Dicho sea de paso, el de la pluma considera que uno de los triunfos de este proceso electoral fue la actuación del INE y en particular de su Director, Lorenzo Córdova, quien con claridad, precisión y valentía, envió un oportuno mensaje a la ciudadanía para hacer diversos señalamientos. Bien, muy bien.

 

Mucha tinta ha corrido sobre el suceso, indicando la importancia de que el partido en el poder, no alcanzara la mayoría calificada, a lo que el C. Presidente se pronunció en su conferencia matutina inmediata al día de la elección, señalando alguna argucia para dejar claro que sí lo lograrían. Vaya pues con el mandatario, (que no mandante).

 

No es la intención de este editorial argumentar lo anterior pues el que esto narra no tiene conocimiento alguno en Derecho Electoral y solamente participa como ciudadano común y corriente, en los medios que tiene a la mano para externar su punto de vista con base en el sentido común y percepción sociológica, aprendida durante la vida y las clases del maestro Mariano Azuela en el CUM.

 

Se han escuchado algunas voces proclamando como un triunfo el haber logrado una participación electoral del 51.7%, pero difiero categóricamente con tales aseveraciones porque ésa es una calificación reprobatoria.

 

¿Cómo es posible que se considere un logro haber alcanzado esa cifra, aunque sea la máxima que se haya obtenido en nuestra vida democrática? Me parecen vergonzosas tales afirmaciones que reflejan un conformismo inaudito. En esas elecciones se jugaba la democracia que hemos construido durante cien años, maltrecha y corregible, sí, pero era nuestra democracia y valga la redundancia. Conseguimos una pésima calificación y no hay nada qué aplaudir. Es tiempo de una profunda reflexión.

 

Es de entenderse que quien quiera participar activamente en la política electoral, tiene que ser capaz de “aplastar” a su contrincante sin miramiento alguno, y por otro lado, no inmutarse si lo “aplastan”. Nicolás de Maquiavelo, en “El Príncipe”, recomendaba eso a los aspirantes a gobernar. El que esto narra, pasa sin ver, pues no tiene madera para ello y después de varias lecturas de ese pequeño gran libro, sigue con la misma convicción.

 

Sin embargo, en el sentido literal de la palabra que apuntaba Aristóteles, es decir, la actividad relacionada con el devenir de la ciudad y sus habitantes, la situación es radicalmente diferente, y es allí donde todos deberíamos participar, y activamente, pues a ¿quién no le importa la forma de que sus mandatarios realicen el mandato de quienes los eligieron? … a nadie.

 

He aquí la razón que se esgrime para decir que los resultados de las elecciones pasadas son un bochorno. Esa calificación reprobatoria de 51.7 pone de manifiesto que el 48.3 % de las personas inscritas en el padrón electoral les importa un bledo lo que pasa en su País. El partido mayoritario ha podido convencer a millones de electores para que vayan a las urnas, y por contra, los de la oposición no han logrado hacer su trabajo para conseguir más votantes; en el mejor de los casos, quienes se oponen férreamente a las decisiones del Gobierno Federal lo han hecho desde la comodidad de las redes sociales pero no han salido a promover el voto. Lamentable, muy lamentable. Reprobados.

 

A partir de los resultados en muchos lugares, queda manifiesto que el partido gobernante a utilizado un plan de acción exitoso, que es el de promover el voto en los sitios donde la mayoría de la plantilla electoral tiene un bajo nivel educativo y de ingresos, y para colmo, son las demarcaciones más vulnerables a los efectos del Cambio Climático. Es ruin la estrategia, pero en esas lides parece que todo se vale, y muy lamentable que los partidos de oposición no tengan la habilidad para hacer lo propio.

 

Si de aquéllos no surge una estrategia, ésta debe salir de la ciudadanía, emulando las acciones ejercidas por el triunfante Gobernador de Querétaro, un líder en ciernes. Basta de quejas a las acciones del C. Presidente de la República, que es lo suficientemente inteligente para dar la impresión de tonto y de gente humilde, pues así gana los votos de esa gente desprotegida, que lo tienen como la cabeza de uno de los tres poderes, el Ejecutivo; afortunadamente el Legislativo está dividido, y el Judicial no tarda en controlarlo. ¡Vaya problema!

 

Urge el despertar para que nuestros mandatos sean efectivos y eso se logra con un mayor interés en la política en el sentido arriba aludido, debemos trabajar para que nuestros hijos y nietos tengan buenas calificaciones, pues ha quedado demostrado qué hoy por hoy, en participación ciudadana, estamos reprobados.

 

 

13 de junio de 2021

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