LOS NIÑOS… y la literatura.
Leer un cuento a los niños antes de acostarse es la mejor manera para que se duerman y dependiendo de la lectura se podrá inducir un verdadero sueño para ellos y, no solamente para ellos porque más de una vez los adultos nos hemos quedado dormidos al mismo tiempo.
Se lee en el poema1 de García Lorca: “… Los chiquillos están ya dormidos y los campos en hondo silencio. ¡Niños chicos, pensad en Santiago por los turbios caminos del sueño! ¡Noche clara, finales de julio! ¡Ha pasado Santiago en el cielo! La tristeza que tiene mi alma, por el blanco camino la dejo, para ver si la encuentran los niños y en el agua la vayan hundiendo, para ver si en la noche estrellada a muy lejos la llevan los vientos”
La lectura hace que nos adentremos a un mundo imaginario que no tiene fronteras pero además nos hace que sea una herramienta casi indispensable para abrir muchas puertas y no solamente en el campo que nos ocupa. Es fantástico que también puede despertar una inquietud para juntar palabras para formar frases y oraciones que se apartan de la sintáxis “sujeto-predicado” y de la construcción de párrafos que siguen una métrica como las cuartetas, sino el de elaborar poesías en las que las palabras brincan de un lado a otro como si jugaran con la mente de quien las escribe y de quien las lee, para expresar sentimientos y estados de ánimo.
La poesía imperante a inicios del siglo de Pericles, s. IV a.c., y anteriores, languidece para dar paso a la prosa en comedias y tragedias, que permiten acotar el pensamiento para centrarse en el desarrollo del espíritu de manera más ordenada siguiendo una de las múltiples facetas de la Paideia 2 helenista. Como era de esperarse hubo reacción de parte de algunos filósofos como Platón quien cuestionaba esa transición pero la aceptaba porque veía en ella una posibilidad para incrementar la difusión de la cultura en su sentido más amplio.
Un método de enseñanza muy popular en esos tiempos fue la peripatética que consistía en que el maestro daba clases caminando alrededor de una plazuela seguido por sus discípulos, tal y como lo hacía el filósofo Aristóteles, quien consideraba que los “auditorios” limitaban la capacidad de comprensión de los alumnos. Sin embargo, la didáctica no era práctica y él mismo enseñaba en escalinatas para tener mayor concurremcia de alumnos.
Siglos después apareció la imprenta y con ella nació el libro que se convierte en el auxiliar educativo por excelencia que hasta nuestros días subsiste aunque con formatos del siglo XXI y con él, se apresuró la diseminación del conocimiento y cultura. Independientemente de esa utilidad, los libros son el medio más sencillo para aprender casi cualquier cosa y es por ello qué se debe inculcar en los niños un acercamiento para que asimilen su importancia.
No basta el regalarles libros ni tampoco, dependiendo de su edad, leérselos como se mencionaba en párrafos anteriores, hay que llegar al punto que ellos los lean y además en voz alta pues es la forma más fecunda de todos los ejercicios escolares de lectura. Poco a poco se hará un hábito y el gusto por leer crecerá a medida que se lee más y, máxime si las lecturas son de su agrado.
En su sentido más amplio, la literatura es el medio escrito o hablado de la expresión verbal de ideas con valor estético o intelectual, pero sin duda, la forma de mayor alcance es la escrita. No obstante, el espíritu de estas líneas pretende resaltar la relevancia que tiene la literatura recreativa y narrativa, sin importar el formato.
Para acercar a los niños a la literatura es menester inculcar en ellos el amor a la lectura que se considera la base de la cultura intelectual del individuo y como fuente del progreso ético y material de las sociedades y países.
A leer sea dicho pues las mentes de niños y las páginas de los libros están listas para ser abiertas.
1 SANTIAGO. Poema de Federico García Lorca. Granada, España, 1923.
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2 PAIDEIA: los ideales de la cultura griega. Werner Jäger. FCE. 1974.
15 de noviembre del 2020