Y LOS NIÑOS… ¿aprenden?


Y LOS NIÑOS… ¿aprenden?

Mucho se ha escrito sobre la actividad que se hace durante el confinamiento obligado por la terrible pandemia que azota al mundo entero. Tal parece que se vive una pesadilla y ésta continúa en el momento de despertar. El prolongado tiempo de encierro ya provoca estragos en la vida familiar como se apuntaba en otro texto1 y que en grado extremo se necesita ayuda psicológica para contener la presión a la que se está expuesto.

Hay que aprender a vivir en estos tiempos y no es nada fácil porque ahora es menester el estar conectado a una red de internet para cualquier actividad. Es sorprendente el constatar que una minoría de personas ya estaba habituada a esa comunicación tanto en el ámbito laboral como en el comercial y educativo. Ejemplos de cada una se podrían dar sin dificultad y en su momento sería conveniente que en los foros que atienden el problema se les invitara para que compartieran sus experiencias. En una entrevista2 que hice a una estudiante universitaria de primer semestre, en enero de este año, me comentaba que era difícil seguir la clase presencial en sus casas, y que por otro lado los maestros también estaban en un nuevo aprendizaje. Eso fue en enero y para el momento que se suspendió la asistencia a las aulas, ellos ya llevaban cuatro meses de ventaja por lo que fue más sencilla la adaptación a esa didáctica. Bien por ellos.

Sin embargo, en estos momentos el problema educativo ya es tema de prioridad nacional e internacional, al grado que el Banco Mundial ya está tomando cartas en el asunto3 y en el escrito de referencia, de lectura recomendada, hace un excelente análisis con relación a la apertura de escuelas, dando pautas para decidir cuáles, cuándo y la logística para ello. Se hace hincapié que lo prioritario es preservar la salud de los educandos tanto física como psicológica pues en el caso de los niños de preescolar y primaria, ellos sólo saben que hay que permanecer en casa porque hay que cuidarse para no enfermarse.

La autoridad sanitaria de nuestro País, después de innumerables desaciertos técnicos de carácter médico, ha señalado ahora que cada Estado de la Federación será responsable de decidir el momento en que podrán abrir las escuelas y la estrategia para hacerlo, y llama la atención porque la Salud Pública es de responsabilidad federal. Vaya incongruencia, pero bueno, hay que actuar y ya se constata la decisión de varios Gobernadores para tomar cartas en el asunto.

Desde el ángulo meramente educativo, es claro que mientras más se tarden en abrir o incorporar una plataforma integral de enseñanza, lo cual es muy poco probable, mayor será la pérdida del aprendizaje y los daños inherentes al estar fuera de los colegios donde además los alumnos están protegidos. Además, es de señalar lo que apunta el Banco Mundial: “Las escuelas no solo son espacios para aprender. Ofrecen también protección social, nutrición, salud y soporte emocional que son un elemento de seguridad para la vida de los más desfavorecidos, y esto es válido en todos los países…” Comentario más que acertado.

Es de señalar que la llamada “nueva normalidad” quiere decir que efectivamente los métodos de enseñanza serán distintos y los papás y mamás ya lo están constatando. No obstante, por más atención que dediquen a los niños, y vaya que lo están haciendo, dándoles audífonos especiales y respetando sus tiempos frente a sus computadoras, es cuestionable lo que están asimilando; simplemente, el tiempo aproximado en las aulas era de seis horas con un recreo de media hora, y ahora el primero se ha reducido a dos y el segundo a cuando menos ocho horas.

Es por ello la urgencia para redoblar esfuerzos para que en cada familia se vea cómo resarcir ese déficit de enseñanza porque obviamente los niños no están aprendiendo igual como lo hacían antes de la pandemia. Por otro lado, hay instancias gubernamentales que habían trabajado el tema de educación a distancia en comunidades que no tenían acceso internet por lo que, paradójicamente, ahora esos niños están más preparados al nuevo aprendizaje.

Sin embargo, con tanto tiempo de ocio, en algunas casas ubicadas en privadas, los niños aprenden otras cosas. Llama la atención los casos en donde se les estimula la actividad comercial jugando a “la tiendita” en donde participan niños de preescolar y primaria, vendiendo raspados de sabores, frituras al gusto y otras golosinas; ofrecen también servicio a domicilio en sus bicis. Es increíble el constatar que aprenden algo de contabilidad (hacen cuentas), mercadotecnia (van gritando su producto y ubicación del puesto), mano de obra (hacen los jarabes), crédito (apuntan quién les debe), postventa (tocan a las casas que ya les compraron), etcétera; con eso ya adquirieron un espíritu emprendedor que les servirá en su edad adulta.

Y ¿los niños aprenden? Sí, pero menos que antes, no obstante aprenden otras cosas también útiles para ganarse la vida. Sí se puede.

1 “CUERPO SANO… y mente sana” Glosas. E. García y G. Mayo 2020. México. https://glosas.com.mx/2020/05/cuerpo-sano-y-mente-sana/
2 “TEC21… innovación educativa” E. García y G. Periódico Excélsior. Enero 2020. México. https://www.excelsior.com.mx/opinion/columnista-invitado-nacional/tec21-innovacion-educativa/1360320
3 “Abriendo escuelas… ¿dónde, cuándo y cómo? S. Giannini, R Jenkins, J. Saavedra. Banco Mundial. Mayo 2020. EEUU
https://blogs.worldbank.org/es/education/reabriendo-las-escuelas-cuando-donde-y-como

29 de junio de 2020

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