En la mayoría de los casos las oportunidades no llegan solas sino hay que buscarlas para que aparezcan y obviamente el proceso toma tiempo. Los que saben de planificación conocen el método y lo aplican concienzudamente; tal es el caso del término acuñado recientemente como “planeación estratégica”1 en donde en esencia se busca que debilidades se transformen en fuerzas para que a largo plazo las amenazas se conviertan en oportunidades.
En el caso de la ciencia es lo mismo, se necesita que un grupo que identifique una oportunidad de desarrollo que repercuta en el bienestar de la población y es menester iniciar la elaboración de estrategias para armar programas que incluyan la formación de personal idóneo y la adquisición de los recursos materiales básicos de trabajo.
Todo lo anterior viene al caso porque recientemente vi una fotografía histórica donde aparecía el grupo humano que promovería la ciencia nuclear en nuestro País con la creación del hoy Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares. La mesa estaba integrada por personalidades como los doctores Nabor Carrillo Flores, Manuel Sandoval Vallarta, Marcos Moshinski, Alonso Fernández, Carlos Graef Fernández, Augusto Moreno y Moreno, Alfonso León de Garay, y otros. Vaya concentración de genialidades, que incluso lograron crear el Centro Nuclear de México en las inmediaciones de la población de Salazar, Estado de México.
En la Facultad de Ciencias de la UNAM, tuve la fortuna de ser alumno de los cuatro últimos mencionados, oyente de los primeros y testigo de las actividades que desarrollaba el Doctor de Garay enmarcadas en su Programa de Genética y Biología Humana. Dichas labores se llevaban a cabo en su Laboratorio al que asistía con frecuencia por invitación de un amigo y con la anuencia del propio Director del Programa; en unos casos era el observar los efectos de la radiación que pudiesen incidir en cambios del ADN en insectos y en otros el escuchar conferencias de profesores eméritos invitados del Galton Laboratory de la University College of London, quienes eran pioneros de los trabajos de Genética Humana. Todo ese ambiente mágico fue determinante para que el de la pluma eligiera estudiar Física, desechando las carreras tradicionales de la casa como lo eran Derecho e Ingeniería.
El trabajo de ese grupo pionero de la energía nuclear en México se desarrollaba a la par con otro ubicado en el sector eléctrico donde había científicos que impulsaban el uso de la energía atómica para la producción de electricidad; este era encabezado por el Doctor Carlos Vélez Ocón y los Maestros en Ciencias Bruno de Vecchi Apendini y Fuhed Súcar Súcar, y otros, quienes fueron no sólo mis jefes sino maestros de facto en el ambiente laboral. Ellos también trabajaron arduamente en la preparación estrategias de desarrollo y adiestramiento de los cuadros básicos para que posteriormente tomaran las riendas de un Programa Nucleoeléctrico Nacional, cuyo inicio era la Central Nuclear de Laguna Verde.
De todo esto se percibe la importancia de haber fomentado la conformación de grupos humanos clave para que a la postre dieran resultados de beneficio colectivo. Es claro que las directrices básicas tuvieron su origen en el propio Gobierno Federal donde había personas visionarias con calidad de estadistas que vislumbraban el porvenir apoyados en el entorno internacional.
Por el momento, la situación que prevalece en ciencia y tecnología en nuestro País deja mucho que desear, lo cual se manifiesta en diversas acciones y declaraciones de sus directivos, empezando con las del sector energético, que controla los sub sectores eléctrico, y de ciencia y tecnología propiamente dicho. Espero que el Gobierno permita a los científicos del ININ seguir trabajando en sus quehaceres relacionados con las aplicaciones de la Ciencia y Tecnología Nucleares, cuyos beneficios a la Medicina, Hidrología, Industria, y otras, sigan siendo de gran utilidad.
Por otro lado, no se ve la intención de incentivar la formación de grupos estratégicos de científicos especializados en energías renovables y cambio climático, y rubros afines. Tal parece que no se entiende que para que la ciencia dé frutos para el bienestar, hay que sembrar las semillas.
1 “Planeación Estratégica, lo que todo director debe saber”. G. A. Steiner, Editorial Continental, 1999. México. https://es.slideshare.net/EdgarVasquezCruz/planeacion-estrategica-steiner-44715639