Y de repente se vino el alud de propaganda política en todos los medios de comunicación, incluyendo obviamente las redes sociales, dado que tenemos elecciones próximamente y todos los partidos buscan captar electores con base en un abanico de alternativas para cambiar lo que se ha hecho, señalar actos de corrupción e impunidad de otros, desacreditar candidatos a diestra y siniestra, etcétera, etcétera. En un santiamén nos saturaron hasta el hartazgo.
No recuerdo un período pre electoral presidencial como el que estamos viviendo pues desde mi percepción no hay alternativas claras ni mucho menos, convincentes. Es un marasmo pues algunos candidatos asumen que al llegar al poder lo ejercerán con independencia total a los partidos, lo cual es una falacia dado que sus partidos cobrarán las cuotas de poder en muchos sentidos. Por otro lado tenemos situaciones a la inversa donde los partidos son usados por los candidatos y, llegado el momento gobernarán sin tomar en consideración a los grupos que los postulan convirtiéndose en auténticos dictadores. Vaya situación.
Dentro de las ofertas, nadie toca el punto del deteriorado tejido social y la forma de restaurarlo mediante educación en valores éticos iniciando desde el jardín de niños, ni tampoco escucho voces de combatir la pobreza mediante la capacitación y adiestramiento en el trabajo, menos aún candidatos que hablen de acciones encaminadas a mejorar el medio ambiente, y ni se diga el proponer recursos destinados a la educación y a la ciencia; también son omisos en señalar la atención a los sectores más vulnerables como son niños y adultos mayores. Temas que no dejan votos.
Solamente menciono ahora algunas de las propuestas hechas con una ligereza que molesta como el eliminar la pobreza, tener aire limpio, dar seguridad infranqueable, desaparecer el tráfico, erradicar la corrupción e impunidad, y muchos otros buenos deseos que son meras palabras huecas. Ya encontrarán la forma para hacer anuncios, videos, espectaculares, entrevistas y demás formas para que esos temas sean verdaderos anzuelos para los electores y se conviertan en votos. Contienda de mercadólogos.
Hay otro tema relevante que tampoco se trata como es el de la salud, que tiene implicaciones económicas y sociales muy importantes a corto y largo plazos. Lo más preocupante es el último, dado que los problemas de salud crecen a una mayor rapidez que la población, y que se podrían atender y disminuir mediante campañas integrales de prevención de enfermedades y todo lo que ello implica, empezando por la educación en hábitos alimentarios.
Soy sensible al tema de la salud en virtud que durante el año que termina, la del que esto relata se vio afectada y aún no se recupera. Desde hace seis meses he sido “paciente” y he constatado que algunos de los médicos no tienen la virtud de escucharlo. Las recetas de medicamentos e indicaciones terapéuticas se escriben sin tomar en consideración la opinión del enfermo, como si éste no supiera o fuera incapaz de entender el padecimiento y su curación.
He constatado que los sistemas hospitalarios públicos son entes burocráticos fríos con respecto al paciente, aún y cuando en sus pasillos haya cartelones recordando los derechos de los enfermos pero que en la práctica son letra muerta por la burocracia imperante y la sobresaturación de ellos. Es más grave la situación en los centros de rehabilitación donde los equipos son muy rudimentarios y en algunas poblaciones no existen, y los enfermos tienen que trasladarse a ciudades más grandes donde obviamente los servicios se saturan. Nada de esto importa a la clase política.
Pero bueno, basta de comentarios quejosos y esperemos que algunos de ellos sirvan como ideas que den origen a eslóganes breves y originales que atraigan los miles de votos que esperan, y sobre todo que las propuestas se concreten en hechos.
Es por lo anterior amigo lector, que para el año venidero te deseo sinceramente lo que dice el viejo refrán popular: “salud, pesetas y amor…y tiempo para gozarlos”.
Feliz y próspero año nuevo.