TABLETAS EDUCATIVAS… hay que distinguir


Con el afán de dar una imagen de modernidad, más de un aspirante a gobernar ha incluido en sus propuestas educativas la incorporación de adelantos tecnológicos cibernéticos, ayer computadoras, hoy tabletas tipo iPad. Es claro que lo han hecho  con el propósito de ganar adeptos que más adelante se conviertan en sus electores, nada más. No creo que piensen que el incorporar un aparato pudiese convertirse en la clave para mejorar el nivel pedagógico de nuestros niños y jóvenes. Además, se hace tomando como base un esquema que considero anacrónico. El reto educativo es más complejo.

 

Es obvio que dado el crecimiento poblacional es menester ampliar la oferta de instrucción para cubrir todas las necesidades y es razonable que se tenga como objetivo mejorar la calidad de la misma, sin embargo son dos enfoques a corto plazo que no garantizan la educación de las personas y que coadyuven a resolver los problemas de seguridad, desarrollo y bienestar, que tenemos en la actualidad.

 

El rezago en la enseñanza no es tan sólo cuantitativo ni cualitativo sino de fondo, y se requiere una reforma educativa formal que atienda la misión, visión, organización, de la Instrucción Pública en nuestro País.

 

Los tiempos que vivimos exigen estructurar programas de acuerdo al medio en que se aplican, pues son obvias las diferencias en la ciudad y el campo. Este último es un sector que demanda mayor atención porque ha sido relegado  permanentemente y desde los años del virreinato. Se le ha usado como banderín para conseguir el poder, nada más. Después de casi cien años de tener una Constitución de corte social, la población rural sigue igual, sin prosperar. De nada sirvió la gesta revolucionaria. Injusto.

 

Por otro lado, es preciso resaltar que si la educación no se fundamenta en valores, NO lograremos tener mejores personas, sino en el mejor de los casos, perfectos robots insensibles al ser humano. Me parece que ésta es una premisa que hay que considerar, puesto que tiene efectos directos en el verdadero sentido del aprendizaje, es decir para el beneficio directo de las personas.

 

Toda nuestra actividad es producto de la educación por lo que es fundamental darle la atención que merece. En materia de seguridad se habla recurrentemente de la sustitución de mandos y activos policiales, por otras personas, pero es de preguntarse si esos nuevos prospectos, recibieron otra instrucción con base en valores, o son los mismos pero aún no maleados. Nos urge una nueva generación de mexicanos formados en valores y tenemos que empezar desde abajo, con las fuerzas inferiores. En varias ocasiones he mencionado una consigna atribuida al maestro Pitágoras que dice “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres“. Vamos a hacerlo. El mejor momento es hoy.

 

Durante largos y tediosos meses escucharemos ofertas de campaña, con promesas diversas. Fijémonos bien en la forma que los aspirantes pretenden atender el tema educativo. No necesitamos solamente medios masivos para multiplicar la oferta de enseñanza, ni tampoco es medular la calidad en su aplicación, sino temarios fundamentados en valores morales que permitan una formación integral de los alumnos, que garanticen mejores mexicanos dispuestos a trabajar por el bien del País. Hay que empezar y desde abajo, con la guía de padres y maestros. Busquemos candidatos a gobernarnos que ofrezcan tabletas educativas pero las que formen a las personas, no los simples aparatos, hay que distinguir.

,