DÍA DE MUERTOS… culto a la vida


Siguen las festividades del año y ahora le toca turno a los que ya dieron el paso al más allá, los fieles difuntos, es decir a los creyentes de una causa que no están con nosotros. En la mayoría de las religiones existe la celebración por los muertos y en unos casos, como en la católica, es pedir a Dios misericordia para que perdone sus faltas y gocen de la plenitud del Cielo. En otros casos la festividad se aprovecha para solicitar de los fieles difuntos, su intercesión para conseguir bienestar a los que todavía viven en esta tierra. Creencias respetables todas ellas.

 

Con independencia de lo anterior me parece también importante la celebración laica en donde se recuerda a los muertos y se rescatan los valores que tenía el difunto en vida, a fin de ponerlo como ejemplo de seguimiento. En unos casos serán valores humanos y en otros morales o religiosos. Para el memento de los que se fueron, todos son válidos pues son parte de la vida integral del ser humano, de aquí el título de la columna que se ofrece.

 

La costumbre de poner altares de muertos es ancestral y sigue la línea de pensamiento expresada por el que ésto relata. El día de hoy tuve oportunidad de observar diferentes altares y constaté lo anterior. En todos aparecía el difunto al cual se le dedicaba el altar, sus aficiones, gustos, y también las creencias en cuanto a la vida después de la muerte. La elaboración de dichos altares toma tiempo y se presta a que los participantes expresen su interpretación de las componentes tradicionales. En nuestro País se constata el mestizaje de culturas, al entreverar signos y costumbres indígenas y peninsulares.

 

En unos casos a la estética del monumento se le suman expresiones escritas, la mayor parte son cuartetas alusivas al homenajeado y en otros casos, haciendo burla de la muerte, a los propios ejecutores o a sus actividades. Bien, tradiciones milenarias que hay que conservar.

 

Ya decía que además de mostrar las predilecciones sería conveniente que se rescataran los valores morales que tenían en vida los fieles difuntos, pocos o muchos, siempre encontraremos algún sesgo digno de recordarse para que sirva de ejemplo, principalmente a su círculo cercano. Este día de muertos podría convertirse en un día de culto a la vida como el día de todos los santos, que se celebra la víspera, donde se recuerdan sus vidas ejemplares. En muchos lados, como en Viena los austríacos tienen su día dedicado a Alle Heilige o “Todos los Santos” y a la muerte la respetan con recogimiento sin hacer mofa alguna. Idiosincrasias diferentes.

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