TURISMO A LA VISTA… si nos dejan


Poco me duró el gusto de escribir sobre Cañada de la Virgen en mi crónica próxima anterior, que tenía un marcado espíritu de fomento a nuestro turismo local, cuando aparece el pronunciamiento del presidente de Francia con relación a la sentencia de una secuestradora gala. No le gustó. Anunció que cada acto del evento anual “México en Francia”, sería dedicado a ella como medida de presión para nulificar la resolución judicial. El resultado fue que nuestro gobierno decidió cancelar la participación de México y con ello se vino abajo la promoción turística que venía como consecuencia. Mal.

 

A unos días de lo anterior y como balde de agua fría nos cayó la nota del Consulado de los Estados Unidos en el sentido de que nuestra apacible Villa era un lugar peligroso y los viajeros deberían tomar sus precauciones. Con alguno de ustedes había comentado lo delicado del suceso en la carretera 57 en su paso por el vecino estado de San Luis Potosí, en el que perdió la vida un funcionario norteamericano y otro fue herido. Vislumbrábamos días difíciles y éstos ya llegaron. Ya hay cancelaciones de las reservaciones hechas en los hoteles sanmiguelenses. Más crisis.

 

De nada valió la inmediata protesta de propios y extraños, el daño ya estaba hecho. Sin embargo, resulta encomiable la reacción de uno de nuestros representantes en el Senado de la República para atender con diligencia este asunto. Pidió aclaración al Embajador americano sobre la nota en comento, y  además con diplomacia, le extendió una invitación a visitar nuestro terruño. Ofrece el funcionario que cuando se den las condiciones de seguridad, se retirará la recomendación y promete venir. ¿Cuáles condiciones?, no sabemos. ¿Cuándo?, menos. Esperemos que sea pronto pues ya hay estragos y no es de extrañar pues la actividad turística no se da en un ambiente inseguro. Y recuento.

 

Durante toda la época virreinal el salir de las ciudades tenía grandes riesgos y la gente los tomaba por diversos motivos, pero muy poca para su solaz esparcimiento. El tránsito era peligroso y se estaba a merced de salteadores de caminos, que buscaban el oro y la plata extraídos de las minas. La reacción gubernamental fue el establecimiento de un sistema único de vigilancia sectorial sobre las principales rutas, con base en los presidios, que eran a la sazón, guarniciones de soldados en las que se manejaba la seguridad de los caminos, además de cárceles temporales. No obstante el esfuerzo en pro de la seguridad, los resultados eran precarios e insuficientes, por lo que la gente común no salía. Y así fue durante tres  siglos.

 

Con la aparición del ferrocarril a finales del siglo XIX, el transitar por el País empezó a ser más seguro y confiable, y la gente inició la aventura de salir a ver lo que sucedía en otros lados. En 1890 México contaba aproximadamente con 5,500 kilómetros de vía férrea y así, se asomaba entonces la infraestructura básica para el turismo. Para las fiestas del Centenario se editó un libro: “Álbum Gráfico de la República Mexicana” editado por Müler Hnos., en el que se promociona el turismo y rescato: “…con objeto de presentar y dar a conocer de un manera gráfica nuestro país, tanto á los mexicanos que no han podido recorrerlo, como á los moradores de países extranjeros, á quienes comúnmente llegan retratos de tipos de ínfima clase y cuadros de costumbres no mejor escogidas y muy a menudo ridiculizados por el tourista, me propuse formar éste álbum que da una completa idea del estado actual de México en su parte monumental, culta, industrial, agrícola y bella …”    Parecía que ya arrancábamos, pero no. Surgen los brotes de rebelión que traerían de nueva cuenta la inseguridad en el tránsito. Un paso atrás.

 

Tuvieron que pasar otros cuarenta largos años para que volviese la calma y la seguridad para moverse de un lugar a otro. Alrededor de 1930 hay nuevos bríos por impulsar la industria sin chimeneas y aparecen las primeras reglamentaciones en la materia, incluso se acuñaba ya el  término “turista”  y se decía de éste como “el extranjero que visita el país por distracción y recreo y su permanencia es menor a 6 meses”. Órale. A partir de esas fechas inicia la actividad turística en todo el País y también en San Miguel, que recibe sus primeros visitantes extranjeros atraídos por la oferta de artes plásticas y en menor medida los nacionales que buscaban visitar la ciudad virreinal.

 

El tiempo ha pasado y ahora como Ciudad Patrimonio de la Humanidad y demás atractivos tendríamos más turismo a la vista, si nos dejan. Comento ésto amigo mío pues de nueva cuenta aparece la inseguridad como la plaga que intimida a los visitantes. Quehacer difícil pero obligado. Todos a darle.