JUCIOS HISTÓRICOS…pero en su tiempo


Acabo de terminar uno de los libros que me regalaron mis hijos en Navidad y para no variar sobre Historia de México. Un libro fácil y picante que se lee muy a gusto y que hace las veces de una pastilla para dormir plácidamente toda la noche. Tengo la costumbre de leer y rezar antes de rendirme a Morfeo aunque sea sólo un par de minutos. Ese libro me pedía obviamente más tiempo pero mi intelecto no es lo suficientemente sólido para resistir mucho después de las once de la noche. El título es Pasiones Carnales, de Francisco Martín Moreno.

 

La narrativa del autor en esta nueva novela histórica es estupenda, me gusta, sin embargo en su fondo hay ciertos aspectos en los que no coincido y en particular son dos: las recurrentes críticas tanto a la Iglesia Católica como al régimen porfirista. Independientemente si el personaje de análisis es contemporáneo de Don Porfirio o el tema sea o no relacionado con la religión, allí está la crítica. Ya en México Negro se atacaba ferozmente a Díaz y en México ante Dios, a la Iglesia, pero en éste, cansa. Bueno, cada quién; son posiciones muy marcadas del autor que se toman en consideración y uno simplemente puede dar su punto de vista, sin embargo, los que lo hacemos público como el de la pluma corremos el riesgo de pasar por la báscula de nuestros lectores y ser medidos. Vale, lo tomo.

 

Es mi parecer y así lo he sostenido siempre, que para hacer juicios históricos, es necesario situarse en la época y no hacerlos desde nuestro marco temporal de referencia. Así, para valorar a nuestros personajes tenemos que hacer un esfuerzo para transportarnos en el tiempo y en el sitio. Para el caso de nuestros héroes de la revuelta de Independencia, lo primero es difícil pues demanda lectura previa y de autores de la época y de otros, y no nada más quedarnos con la historia oficial, escrita siempre, aquí y en China, por los ganadores. Las lecturas de Lucas Alamán o de Lucio Marmolejo, son necesarias como las de Jorge Ibargüengoitia, Fulgencio Vargas y demás contemporáneos del siglo XX, que dan otra visión de los hechos distinta de las lecturas oficiales. Juicios Históricos, sí, pero en su tiempo.

 

En estos días del año conmemorativo de las dos centurias de la gesta de 1810, nuestros magníficos historiadores, tanto de la Universidad de Guanajuato, como de los de San Miguel de Allende están más que solicitados para dar sus puntos de vista sobre los personajes y los hechos que se dieron y que bueno que sean ellos los que hablen, dejándonos a los aficionados prácticos a la Historia, para simplemente opinar de manera sencilla; a ellos les toca hacer los trabajos de investigación formal.

 

Después de tocar el aspecto temporal de los personajes, el referente al lugar es mucho más fácil, pues nuestra orografía no ha sido afectada, hasta ahora, por el cambio climático. Las montañas son las mismas, en Guanajuato Capital, el Cerro del Cuarto y del Hormiguero, siguen allí, como el de la Bolita y los Picachos continúan acá en San Miguel, y el clima también es idéntico. Lo más emocionante para nosotros sanmiguelenses es que la situación urbana es muy parecida, en particular en el centro histórico. Son las mismas calles, fuentes, templos, casas y casonas por las que entró nuestro Héroe en su ciudad, San Miguel el Grande, iniciando los movimientos de estrategia militar en pro de la Independencia.

 

Todo ésto lo reviví hace unos días al presenciar el desfile militar en nuestra Ciudad, con la inclusión en este año, de un importante contingente de caballería del Colegio Militar. Gracias a eso, pude imaginar esos momentos, de como habría entrado el Capitán Allende, cómo se oiría la proximidad de la tropa haciendo tremendo ruido al sonar los cascos de los caballos sobre el empedrado que retumbaba entre las estrechas calles; alucinaba tal vez, viendo la polvareda que levantaría la educada tropa del Regimiento de Dragones de la Reina; las imágenes se refrendaban con el olor del paso de los caballos y los gritos de los actores de la tropa de infantería, que desfilaban ante mí gritando las arengas contra el gobierno español. Fue un gratísimo momento que bien podemos repetir, pues afortunadamente, nada o muy poco ha cambiado en nuestra querido terruño. Enhorabuena.