Otra vez surgen ideas desde Cuévano. El pasado fin de semana y en día sábado, tuve la oportunidad de asistir a dos tomas de protesta de alcaldes guanajuatenses; una, allá en la capital del estado, por invitación familiar y la otra, aquí mismo, igualmente invitado, pero como una abeja más que colabora en su propio panal, en las labores de vigilante de su agua. Gratos momentos en los que escuché compromisos de conciliación para gobernar sin distingos.
Dos ciudades, otrora alcaldías mayores, que siempre estarán ligadas al que ésto escribe y que he comentado en este espacio. En la historia de Guanajuato siempre han estado hermanadas sin mediar un protocolo que lo haga, simplemente la geografía las tiene juntas y todo lo demás se da como consecuencia. En la actualidad, se tiene un parte aguas en ambas, por la alternancia de partido político, de la mayoría de los integrantes de sus ayuntamientos. Ahora tendrán en común, el trabajar con un gobierno del estado y congreso de otra filiación ideológica, pero con el mismo objetivo, el de servir a la ciudadanía entera. La fórmula que se dejó ver es a través de la conciliación de intereses y proyectos. En los discursos de los actos republicanos en comento, prevaleció el concepto expresado de una u otra manera, en una mezcla de ideas de filosofía y praxis políticas, que dejan ver la voluntad de gobierno para todos. ¿Será cierto? Al tiempo.
Esa conciliación implicará también el ver con mayor objetividad y mesura, las diferencias de opinión que se tuvieron durante la etapa de campaña. Ya no es el momento para magnificar defectos, sino tomarlos en consideración en su justa medida, sin el calor natural de la contienda previa. En algunas situaciones se tomaron como bandera argumentos no sustentados, pero que por su naturaleza, eran premisas que nadie cuestionaría, pero que sin embargo eran verdades a medias.
Pongo un caso para ejemplificar lo anterior. Me refiero a la continua guerra sin cuartel que hacen de los ecologistas a ultranza, sobre los fraccionadores urbanos, que quisieran que viviésemos en cuevas, porque el tener un jardín implica la utilización de agua, siendo que el hecho de tener un área verde, es un freno natural al calentamiento global que tanto defienden, pero sin saber bien de que se trata, dado que las plantas neutralizan el bióxido de carbono asimilando el carbón a su estructura y liberando oxígeno puro. Así de sencillo. Combaten la construcción de campos de golf, sin saber que éstos como cualquier área verde de dimensiones similares, deben utilizar solamente agua tratada convirtiéndose en benefactores de la comunidad por partida múltiple. Abundo.
Esos usuarios, al estar obligados por Ley a usar solamente agua tratada, podrían generar su propio recurso a partir de las aguas negras de la red municipal, que compraran a los Organismos Operadores. De esta forma, coadyuvan con estos mismos en el tratamiento de agua, quienes reciben el beneficio económico de la venta de aguas negras, propician un atractivo turístico adicional, generan empleos y por si fuera poco, se constituyen en agentes de combate al calentamiento global. ¿Qué tal?, visto así, no son demonios sueltos sino ángeles de la guarda.
Otra faceta de la conciliación que veo en ambos lugares, es el empleo de gente sin partido que como tú y yo amigo lector, queremos solamente el beneficio de la población, en el ámbito de nuestras competencias. Este es otro reto importante que se toma, y que en la medida de que se les “deje hacer”, tendrá o no, éxito la actividad gubernamental. Esperamos fervientemente que lo alcancen, pues de ello depende nuestro bienestar ciudadano.
Se han dado los primeros pasos, son avances, pero hay que perseverar con la misma fórmula, de conciliación y gobierno a lo largo del trienio.
P.S. Nada.