LIBROS Y FOMENTO … cuesta arriba, pero se llega


Otra vez con lo mismo, pensarás amigo lector; pues sí, de nueva cuenta abordo el tema de libros y lectores y no me cansaré de hacerlo, pues tiene múltiples facetas que me estimulan a tomar la pluma, y lo digo en sentido figurado pues hace tiempo que dejé de usar la pluma fuente para escribir y lo hago desde una computadora, “…el efecto es siempre igual”, como dice una línea de la Verbena de la Paloma, plasmar la idea en un escrito. Formas de expresión.

Hace tiempo, teníamos la mala costumbre de dejarle al gobierno todas las actividades de educación y cultura, y dedicarnos nosotros ciudadanos comunes y corrientes, a ser meros espectadores. Así, si no había avance, la culpa era de ellos y de lo contrario no se decía nada, pues era su obligación. No cabe duda que las cosas han cambiado y nuestra forma de convivir es distinta y ahora, no nada más esperamos a que se hagan las cosas, sino que participamos para que se logren.

Un ejemplo clarísimo de lo anterior, es la feria del libro que se llevó a cabo recientemente en nuestra Ciudad. No fue necesario que viniera alguien de fuera para organizarla y localmente se logró con gran éxito, en la que participaron cerca de veinte expositores, entre editores, librerías y gente de fomento. Y, oh sorpresa, no se tuvo la presencia de un local de gobierno para recibir culto. Al fin.

La feria como tal fue modesta en tamaño, pero rica en contenido, pues además de exposición y venta, se dieron talleres y conferencias magistrales. Una de ellas, versó sobre un homenaje a Carlos Fuentes, a cincuenta años de su libro, “La región más transparente” y sus ochenta años de vida. El ponente fue Gonzalo Celorio, tan joven como el que ésto relata, y compañero de banca cuando ambos estudiábamos con los Maristas; él en tiempos de secundaria y prepa, era excelente declamador, ahora afamado escritor y comentarista. Qué honor.

De las tres visitas que hice por la feria, siempre encontré gente, circulando y hurgando los libros, para detectar algo que llamase la atención y provocar la adquisición. No sólo había adultos, sino que también jóvenes y niños, interesados todos en las letras escritas y contenidas en libros, que podían sostener y hojear con las manos. Muchos de ellos acostumbrados ya a las modernidades cibernéticas, pero que eran sensibles a los libros tradicionales, que se ofrecían en los locales. Constaté que sí se puede aspirar a tener más lectores, pero es necesario el fomento para despertar esa inquietud de leer, para sumergirse en el mundo de las ideas, dejando a la imaginación el entorno que cada quien quiera darle. La feria del libro es eso, un estímulo para despertar a la lectura.

Durante los mismos días de feria, llegó a mis manos un preciado obsequio de un primo hermano, y se trataba de una revista sanmiguelense. Por su color sepia y cubierta con esquinas deterioradas, te podrás imaginar amigo lector, que el tiempo había pasado por ella, que había sido leída una y otra vez, despertando en los lectores diversas sensaciones; la fecha de publicación es julio de 1938. Me la dio, señalando la página en la que había un precioso poema dedicado a su mamá, a la reina de las fiestas típicas y regionales de San Miguel, mi tía Licha, y el autor, el director de la publicación Leobino Zavala.

Con independencia a la mención personal, la revista de nombre PROVINCIA, es de variado y rico contenido; el rotativo incluía secciones de efemérides sociales y deportivas, opinión, poesía, crítica artística, heráldica, historia guanajuatense, algunos anuncios comerciales; remata con una anteportada que es una invitación a visitar San Miguel, “Ciudad que conserva intacto el vetusto sabor colonial del México antiguo”. Toda ella me llamó la atención y la leí con gran gusto e interés. Los colaboradores de primera talla y en su mayoría jóvenes, pero todos inquietos y preocupados por su ciudad y la cultura de sus coterráneos, entre los que sobresalen, adicionalmente a Don Leobino, Miguel Malo, Felipe Cossío del Pomar, Carlos Diez de Sollano y otros más. ¿Qué tal?.

Traigo este segundo hecho, como otro ejemplo del estímulo a la lectura, a través de una publicación, que en sus primeros números, se alertaba sobre el arduo camino que hay que recorrer para dar permanencia a ese tipo de revistas, pero alentándolos a no bajar la guardia y trabajar en ese sentido. La historia se repite con periódicos como el que tienes en tus manos estimado lector.

Unos renglones adicionales para comentar otro tipo de fomento y de carácter personal como bibliófilo y lector; hace sólo unos días, mi nieto me anunciaba que en su recámara había iniciado su minibiblioteca, y con apenas diez libros, me decía. Enternecedor y estimulante.

Amigo mío, el amor hacia los libros y a la lectura sí se pueden lograr, sólo hay que fomentarlas adecuadamente; es un camino cuesta arriba, pero se llega. Ánimo.

P.S. De la yuca, sin comentarios por el momento, pues sigue allí; desafiante.

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