PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD …esfuerzo colectivo


No es necesario hacer preámbulo alguno sobre la noticia a que se refiere el título
de la columna, pues considero que lo dicho es más que suficiente. No obstante,
sobre el tema hay múltiples facetas que me parecen atractivas para opinar y una
de ellas es la autoría. Una vez logrado el objetivo de conseguir el reconocimiento
internacional, hay más de una persona que se cree con méritos suficientes de
haberlo logrado y por tanto se quiere colgar la medalla, pero de manera individual.
Así es el género humano.

El hecho de que tengamos varios “papás de la criatura”, causa enfado a más de
uno, que quisiera tener pruebas tipo ADN, tan comunes hoy en día, para
corroborar la paternidad. Yo, la verdad, tengo un punto de vista distinto, será
porque no pretendo nada, pero a mi me da mucho gusto que salgan tantos
pretendientes del reconocimiento, porque pone en relieve que más de uno
participó. Lo contrario me parece más que iluso.

En más de una ocasión y en otras Glosas, he comentado que San Miguel se ha
salvado, misteriosamente de la depredación humana, pues muy pocas casas,
fuentes y templos fueron derruidos o mutiladas sus fachadas con el paso del
tiempo. En otros sitios guanajuatenses, la fuerza de la naturaleza hizo estragos
para derribar construcciones, como fue el caso de la vecina ciudad de Irapuato, en
que las múltiples inundaciones hicieron desaparecer un buen número de viviendas
del centro histórico, sin embargo en otros casos y desgraciadamente la mayoría,
fue el factor humano el que se encargó de eliminar cientos de casas y edificios,
que dejaban huella del vivir de nuestros antepasados.

Volviendo al misterio sanmiguelense, he de comentar que hay algo de cierto, pero
no todo. Me explico. Por un lado no hemos tenido inundaciones, ni terremotos
fatales, como causas de fuerza mayor para la destrucción, y tampoco los actos de
barbarie revolucionarios, en 1810 y 1910, como incendios y cañonazos, hicieron
que se borraran del mapa las edificaciones que ahora tenemos. Suerte. Los daños
causados fueron en los interiores; en el primer caso fueron inútiles las arengas de
no saqueo de parte del Capitán Allende y en el segundo, simplemente no había
dirección y las huestes carrancistas, entraron y arrebataron lo que encontraron,
incluyendo nuestro Archivo Histórico que fue quemado de manera intencional.

Desde otro ángulo, y ya entrado el siglo XX, nuestra población se salvó de la
sustitución de edificios viejos y ruinosos, por modernas construcciones llenas de
aluminio y grandes vidrieras. También así del reemplazo de calles estrechas y
empedradas por avenidas con pavimento llano. ¿Qué pasó?. ¿Suerte otra vez?.
Yo creo que no. Abundo.

Ya en los años treinta, en San Miguel se forjaba un grupo de amigos, que
orgullosos de su pasado y su ciudad, se preocuparon por conservarla como era.
Eran tiempos de Don Miguel Malo, cuando se fundó la sociedad Amigos de San
Miguel en la que participaban, no mucha gente pero la suficiente como para tener
un grupo sólido que defendiese nuestra ciudad; a mucho orgullo, mi familia y
amigos de la casa, estaban allí de manera activa y no menciono a nadie para no
causar alguna molestia por omitir nombres.

Fueron también los años en que llegaron a nuestra Ciudad, personajes que vieron
en San Miguel un sitio fértil para el desarrollo de las artes plásticas. Así arribaron
de sitios diferentes Felipe Cossío del Pomar y Stirling Dickinson, quienes de
manera conjunta con el gobierno estatal, encabezado por Enrique Fernández
Martínez, lograron crear un polo de desarrollo artístico de alcance internacional.
Todas esas personas que se sumaron al objetivo, muchos de ellos extranjeros,
aquilataron el valor de la Ciudad y lucharon por defenderlo.

Poco después nuestra ciudad fue creciendo, pero manteniendo siempre la misma
fisonomía, nadie osó cambiar o derribar fachadas, quitar fuentes o monumentos,
pues allí estábamos todos, atentos al crecimiento, no pasó nada y no fue suerte,
sino el resultado de nuestra presencia para defender lo nuestro.

Como ves amigo lector, creo que la lista de quienes han participado en la
conservación de San Miguel, y que ahora logra otro reconocimiento formal, es muy
larga, por lo que considero justo el mencionar que el logro es colectivo y no nada
más de quienes hicieron la ardua tarea administrativa de conseguir el
nombramiento. Muchos de nosotros, nuestras familias, hemos colaborado en la
preservación de San Miguel y de justicia es que se reconozca su esfuerzo a ese
sanmiguelense desconocido que podríamos ser tu o yo amigo lector. Nos
contentamos con que se diga que el nombramiento de Patrimonio de la
Humanidad, fue gracias a un esfuerzo colectivo.

P.S. Ni el anuncio del nombramiento hizo que retiraran la amenazante yuca. Habrá
que esperar a que el INAH intervenga, o ¿será más efectiva la UNESCO?.

,