HISTORIA PATRIA OFICIAL … con sabor a censura


Libros y más libros. Ya he comentado con ustedes, amigos de mi columna, que
parte de mi lectura diaria se enfoca a temas de Historia, tanto de México como
Universal. Cuando cursaba la primaria con los Maristas del Instituto México,
llevábamos en todos los años la materia que entonces se llamaba Historia Patria y
no necesitaba decirse que era de México pues era una obviedad. Por aquellos
años, la censura gubernamental era cosa de todos los días y no sólo en el ámbito
de gobierno propiamente dicho, sino también en el renglón histórico. Ya se, que
desde siempre y en todos los países, la historia oficial la escriben los vencedores,
los que detentan el poder, sin embargo, el punto de vista de los perdedores,
también queda escrito pero de manera secreta. Así es la naturaleza humana.
Maquiavelo aconsejaba que al enemigo hay que aniquilarlo de manera
despiadada, desapareciendo todo rastro, hasta sus raíces.

Conforme pasa el tiempo, y gracias a Dios, los grupos políticos maduran (¿?), la
ciudadanía tiene más representación y el poder gubernamental se alterna; se
abren así los espacios para conocer el otro lado de la historia, que para algunos
de nosotros, tratando de alcanzar la madurez, se convierte en un legítimo interés.

Llegó a mis manos, como obsequio de cumpleaños, un libro que lleva por título,
“Juárez y Maximiliano, la roca y el ensueño”, escrito por Armando Fuentes Aguirre,
y lo he leído con interés, pues denota el equilibrio del autor al tratar asuntos, que
eran verdaderos tabúes. Tenemos todavía altares inalcanzables, que su sola
mención, atrae reflectores para juzgar a quienes dudan del halo de ellos, para
condenarlos irremisiblemente; ejemplos tenemos muchos, pero el que se lleva las
palmas es el de Benito Juárez. Del tema, han pasado por mí una treintena de
libros, escritos por liberales y conservadores, nacionales y extranjeros, maduros y
frívolos, fuentes secundarias y documentos origen, de todo. A fin de cuentas, mi
posición sigue estando cargada hacia el lado liberal, pero con la mesura que creo
haber adquirido con la edad.

No es mi interés el analizar el libro en detalle, ni mucho menos juzgarlo, no soy
autoridad alguna, sino compartir contigo amigo lector, algunas de las
consideraciones que hago de la lectura, que en los tiempos escolares no me
hacía, pues los textos escolares estaban escritos por plumas de gobierno,
totalmente polarizadas y no dejaban entrever el otro lado.

Me llama la atención la referencia que hace el autor con relación a ciertos hechos
que sin duda ayudan a la formación de un criterio. Por un lado el Tratado Mc Lane
– Ocampo, en lo tocante al tema de la soberanía nacional y entreguismo hacia los
vecinos del norte, y en otro orden de ideas, la correspondencia de Carlota, en
vísperas de emprender la aventura a nuestro País, denotando posiciones
verdaderamente liberales, cuestionando enfáticamente el poder del clero en esos
años.

Por otra parte, la lectura del grueso libro, me trae a la mente los severos juicios
que hacen los mismos liberales, el sanmiguelense Ignacio Ramírez, “El
Nigromante”, Guillermo Prieto, Gómez Farías, que arremetieron contra la política
gubernamental y apego a la legalidad del entonces presidente Juárez. Los escritos
allí están, pero convenía guardarlos para no desprestigiar su imagen. Ahora,
simplemente los podemos analizar sin que casi nadie, respingue. ¿Será cierto?

Otro punto interesante de referencia es la información escrita que permaneció en
secrecía por años y que no constituye parte de archivos oficiales, sino como
documentación epistolar de la gente que vivió los hechos en carne propia. Tanto
las Memorias de la esposa del infortunado presidente Miramón, como algunas de
Carlota, en sus ratos de coherencia, reflejan el patriotismo auténtico que tenían
sus cónyuges, mismo que ha sido negado permanentemente por la historia oficial
y tratados como traidores a la patria. Traidores había otros.

Se recuerda que el derrocamiento del Imperio, no fue tan sólo la acción militar de
las fuerzas liberales, sino el firme apoyo estadounidense con armamento y
batallones, combinado con la traición del innombrable coronel al servicio de
Maximiliano.

Valga mi reconocimiento al autor del libro, que se atreve a dar su punto de vista
sobre los personajes de esa parte de nuestra historia. En otros momentos, dos
guanajuatenses, Juan Bautista Morales y Jorge Ibargüengoitia y levantaban sus
voces, uno, en vivo, contra el régimen de Santa Anna, y más cercanamente el
segundo, desmitificaba a héroes intocables como Hidalgo y Allende, y ridiculizaba
a la milicia post revolucionaria. No cabe duda que nos ha tocado vivir mejores
tiempos.

P.S. La yuca sigue allí y nadie hace nada; ¿hasta que llegue el INAH?.

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