Tal parece que el tema del uso del antiguo edificio de la Presidencia Municipal, va a seguir en boca de todos los que estamos al pendiente de nuestro acontecer diario y la razón es porque ahora se amplió el plazo para presentar los proyectos, pues no hubieron suficientes propuestas, por lo que resultó ser una convocatoria fallida. Para mi, querido lector, es la tercera ocasión en la que me refiero al tema y aviso que no será la última ni la penúltima, o sea que aguántenme, pues hay cosas que quiero compartir con ustedes en relación al asunto.
Confieso que formalmente no he presentado proyecto alguno, con mi idea de usos múltiples ya comentada en este espacio, pues me sentí fuera de la contienda por los requisitos de la convocatoria, en la que se plantea la exigencia de tener experiencia en “la gestión cultural, proyectos museológicos, artísticos, históricos y/o de medios de comunicación”, además de “tener una antigüedad mínima de cinco años realizando actividades en el sector cultural y/o medios de comunicación nacional y/o extranjero”. Ahora, releyendo lo anterior, y con un animus cooperandi, veo que si cumplo los requisitos, pues no soy novato ni mucho menos, he trabajado recientemente en un proyecto histórico referente al agua de San Miguel, que alguno de ustedes conoce, y por otra parte, participo desde hace muchos años en los medios de comunicación, como articulista e incluso en la televisión nacional, en varios programas de difusión cultural.
No obstante lo anterior, la multimencionada convocatoria demanda un plan de trabajo que conlleva a un proyecto ejecutivo en toda forma, lo que me parece que sobrepasa mis capacidades, pues requeriría una infraestructura de gran tamaño para la realización de todas las acciones que no tengo. Así las cosas, mi aportación se restringe dar una visión global, como base para otras convocatorias y concursos para la ejecución de las tareas, o bien para compartir con los juzgadores mi punto de vista. Es todo y tomo la pluma.
Distingo varios conceptos y primeramente considero que los nuevos usos deben tomar en cuenta la actividad gubernamental histórica que ha tenido ese sitio desde que fue erigido, que dio cobijo al primer ayuntamiento del País; en otra perspectiva, es una realidad que nuestra historia ha sido borrada por el tiempo y es justo que se trabaje en recuperar y mostrar documentos que nos permitan analizar nuestro desarrollo a lo largo del tiempo, la época prehispánica y colonial, así como de tiempos más recientes en los que vivieron nuestros abuelos. Ligado a esto surge la necesidad de tener un sitio que albergue a las gentes que harán lo anterior una realidad.
Nuestra ciudad, que no es nada más un pueblito simpático y acogedor, como lo quieren ver algunos, no requiere de un “gancho” turístico adicional, y si necesita sitios donde se muestre su valía en muchos órdenes, en la que se ha trabajado desde su fundación hasta nuestros días. Lugares en los que se expongan las actividades por preservar el medio ambiente, pasadas, presentes y futuras, espacios que sirvan de verdaderas aulas para nosotros mismos y para los visitantes que se acercan durante todo el año, y otros espacios adicionales que permitan exhibir nuestro trabajo cotidiano en varios órdenes, que dan sustento a la economía familiar sanmiguelense.
La superficie disponible es cercana a los tres mil metros, repartidos en dos niveles y dos zonas, en donde se pueden ubicar y acondicionar salas, para diferentes propósitos. En un afán de concretar mi propuesta, ésta incluye cuatro áreas básicas: Gobierno, Educación, Cultura y Servicios.
En el renglón de Gobierno, incluirá: salones de cabildo y recepciones; en el de Educación: Archivo y Biblioteca Municipales, y la oficina del Cronista de la Ciudad; en el área de Cultura: zona de museos, con salas de exhibición en los temas de, Arqueología, Artesanías, Historia y Medio Ambiente; además, se deberá acondicionar un auditorio para audiovisuales sobre esos rubros, para la ciudadanía en general y visitantes; en el aspecto de Servicios se deberá contar con librería, red de internet, cafetería, guardarropa y tienda de souvenirs, por mencionar lo más relevante.
Todo esto hace que esas instalaciones se conviertan en un Espacio Cultural vivo, dinámico, digno, trascendente, y que muestre nuestra identidad, de aquí que lo llamo “TIUHQUE “, vocablo náhuatl que significa “ así somos nosotros”. Ojalá y esa convocatoria fallida y haya propiciado tiempo para pensar en grande.