ECOLOGÍA y DESARROLLO … binomio alcanzable


Retomando el cabo suelto de mi columna anterior, comentaré sobre el binomio en cuestión, título de esta colaboración: ecología y desarrollo, … binomio alcanzable. Si digo eso, es porque creo que se puede lograr, aunque para algunos amigos les parezca lo contrario, aquéllos que quisieran que San Miguel se quedara como artículo de demostración, intocable, con gente pasmada en su forma de pensar, de actuar, de convivir, de tal suerte que se aplique la chocante frase de que aquí “el tiempo se ha detenido” y por el atavío de sus policías, esa imagen es la del siglo XVIII. Y tu querido lector, tu que no rebasas los cuarenta años, que tienes niños de 10, y tu mi amigo que tienes 20, ¿qué opinan? ¿cuál horizonte esperan cuando se acotan las posibilidades de vivienda, en aras de la ecología? Injusto, dirán ustedes, pues yo opino igual, de aquí la urgencia para que se luche para encontrar las soluciones para lograr el equilibrio del desarrollo con el medio ambiente que lo rodea.

Hace cien años, no existía el concepto de “medio ambiente”, tan popular hoy en día en todo el mundo, y la ciudad se desarrollaba al margen de consideraciones del entorno natural, como flora y fauna, hidrografía, etc., y simplemente se fundaban y crecían donde había los satisfactores básicos como el agua. Hoy las cosas han cambiado, el hombre mismo ha modificado el derredor por su propio crecimiento, en muchos casos desordenado y es preciso compaginarlo con los insumos básicos que garanticen la sustentabilidad y desarrollo armónico de los habitantes. La solución no es el no crecimiento.

Parece que se nos olvida que vivimos en una ciudad y no en un aparador, en donde los seres humanos tenemos necesidades de espacio para habitación, servicios, recreación, producción, de gobierno, etcétera, actividades humanas propias de gente normal y como tales, crecemos demográficamente y por ende las necesidades primarias. Una de ellas, la de habitación, está ligada al aspecto de urbanismo, es decir, la transformación de un medio campestre en uno de ciudad, de un sitio en el que no había casas a otro en el que si las hay, lugares donde no había agua potable, a sitios en donde se les debe de proveer. Estas actividades, por tanto, deben ser tratadas de manera conjunta, autoridades de desarrollo urbano y las de medio ambiente; nosotros como ciudadanos, los que vivimos en la ciudad, tendremos que tener voz para participar y exigir su cumplimiento.

En estos momentos se está debatiendo en nuestra ciudad la aplicación de un reglamento que pretende regular la actividad habitacional en un área al oriente de San Miguel, alrededor del Charco del Ingenio. Se alzan voces a favor de uno y otro enfoque, en un enfrentamiento directo y la autoridad ecológica en medio sin saber a qué lado inclinarse, como si fueran aspectos incompatibles y más aún en pugna. El apoyo a ultranza de sus objetivos, hace que se pierda la sensatez en el razonamiento para afrontar el problema. No hay acuerdo y te comento lector amigo, que la razón es que faltan actores de gobierno. Faltan las voces gubernamentales que defiendan el crecimiento de la población, sus recursos reales, etc., y el no saber no es excusa, pues se debe preguntar a quienes si saben.

No niego que el patrimonio cultural de la población incluye el natural, que visto desde otro ángulo es un patrimonio económico para nosotros, sanmiguelenses, ya que nuestra ciudad, por ella misma, es fuente de recursos turísticos y por ello hay que cuidarla, sin embargo hay que admitir y resolver la demanda de habitación existente, para locales y visitantes.

Me parece una falacia el sustentar que toda urbanización deteriora el medio ambiente, lo modifica es claro, pues habrá vivienda donde antes no la había, pero que tal cuando donde no había nada, ahora hay vegetación, gracias al ingenio humano que está realmente comprometido con un mejoramiento ambiental. Es justo mencionar que hoy en día hay proyectos de fraccionamientos ecológicos, al oriente de la ciudad, en la zona sobre la que se debate el reglamento arriba aludido, en donde habrá lagos y vegetación donde antes había sólo piedras. El buen ejemplo deberá seguirse.

Ecología y desarrollo es un binomio alcanzable, hay que buscarlo.

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