LIBROS y LECTORES … ¿en extinción?


La celebración del día internacional del libro se festejó en varios sitios del mundo al igual que en nuestro País. Con gran pesar pude constatar que incluso en las pocas y modestas librerías de nuestro San Miguel, el día pasó de noche, pues nadie estaba enterado del evento, ni mucho menos había grandes ofertas para promocionar algunos títulos, incluyendo el de su servidor, sobre el agua. Todo lo anterior, pone de manifiesto que no tenemos lectores, que seremos muy “cultos” en otros órdenes, pero no leemos, por eso no hay librerías. Hay un dicho romano muy famoso a ese respecto que dice: “Del espíritu del lector, depende la suerte de los libros”. Esta realidad tendrá que cambiar y nosotros, tu lectora y lector, que te asomas a esta columna, debemos ser los agentes del cambio, quienes estimularemos a nuestros pequeños y jóvenes, a entrar al mundo de las letras y sus libros, nos llevan al saber, al entretenimiento, a la comunicación, y que incluso nos puede transportar a otra dimensión humana que el lector mismo delimita; por otro lado, presionaremos a nuestras autoridades para involucrarse en el contenido de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, que próximamente se analizará en el Senado de la República.

Lo anterior es un camino cuesta arriba y lo sabemos. Tenemos serias dificultades por la escasez de recursos humanos y económicos. Hace unos días leía un artículo sobre el proyecto llamado “Siempre hermoso San Miguel”, que opera desde hace tres años, a partir de una iniciativa ciudadana a la que se suma el sector público, en el ámbito municipal. El propósito del proyecto, como su nombre lo dice, es el mantener la belleza de nuestra ciudad, para lo cual se llevan a cabo labores de limpieza y mantenimiento en calles, fuentes, fachadas, letreros, lo cual es digno de encomio y lo digo por las actividades ciudadanas, pues las de las autoridades, es simplemente su obligación. Los trabajos atraen todos los reflectores, pues estamos en la vitrina de las ciudades que pretenden ser “patrimonio de la humanidad”, y hay que tener la mejor imagen, para salir en la foto y logremos el objetivo. En el proyecto, como en todo, hay que dedicar recursos de todo tipo, humanos y económicos.

Y todo eso ¿a qué viene al caso? Pues, mis queridos lectores, que ya lo adivinan, de nueva cuenta la belleza exterior de nuestra ciudad, se lleva los recursos que podrían dedicarse al fomento de nuestra belleza, si, pero de la interior, es decir la de sus de sus habitantes; recursos que se necesitan canalizar para el desarrollo intelectual de los sanmiguelenses. Ya decía que la tarea era difícil, pues no se ven resultados a corto plazo, como cuando se limpia de graffitis una calle, o se repara una fuente, o se arreglan hoyos en los empedrados, y requieren de mayores recursos. Las tareas de desarrollo intelectual y cultural, como la creación de escuelas de nivel medio y profesional, son de mediano plazo para que repercutan en el exterior y se vean como librerías, teatros y museos, pero hay que empezar algún día y creo que el detonador está en nosotros, pues la autoridad está ocupada en lo inmediato, y diría yo abrumada.

Qué grato será que en unos años, podamos estar celebrando el Día Mundial del Libro, a través de enlaces cibernéticos vía satélite con otros países, y compartir lecturas de los clásicos de la literatura, como “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes o “Cien Años de Soledad”, de Gabriel García Márquez, o “Estas ruinas que ves” de Jorge Ibargüengoitia. Para ello debimos haber constituido un grupo de lectores y haber convencido a las autoridades en turno de la necesidad de esas conexiones que unen a los pueblos, a sus gentes lectoras, a sus gentes cultas en el sentido más amplio del que me referí párrafos arriba. Que grato será celebrar ese día con un Festival Sanmiguelense del Libro y la Palabra, que aglutine a lectores, escritores, libreros, editores, periodistas, intelectuales, universidades, escuelas, asociaciones, etc., con ofertas de libros, conferencias, debates, qué se yo, todo un mundo alrededor de libros y lectores. ¿Una utopía?, espero fervientemente que no lo sea y pedimos tu apoyo amable lector.

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